domingo, 31 de enero de 2016

Alfahidroxiácidos o Ácidos frutales

Los ácidos frutales o alfahidroxiácidos en los últimos años tuvieron un uso muy habitual en dermatología, no sólo debido a sus enormes beneficios para la salud de la piel, sino a la posibilidad de usarlos en verano y en diferentes procedimientos. Su uso más extendido se da en la prevención y tratamiento del fotoenvejecimiento cutáneo.
En concentraciones bajas o medias se pueden usar diariamente en cremas, emulsiones, geles o jabones líquidos y en concentraciones altas se utilizan en forma de peeling dermatológico en consultorio.
Se pueden usar antes y después de realizar procedimientos estéticos ya que estimulan el recambio celular, promueven la cicatrización de heridas y permiten el restablecimiento de la piel, aumentando la eficacia de dichos tratamientos.
Los beneficios más significativos de estos ácidos son:
-Efecto peeling superficial (disuelven los ligamentos entre células córneas logrando que se despeguen suavemente día a día) y profundo,
-incrementan el metabolismo celular,
-aumentan la hidratación cutánea,
-estimulan la proliferación celular,
-favorecen la proliferación de los fibroblastos de la dermis, acelerando la síntesis de colágeno, elastina y glicosaminoglicanos, lo cual genera una mejor estructura dérmica general,
-mayor suavidad,
-reducción de la formación de comedones por su efecto comedolítico,
-disminución de arrugas,
-atenuación de manchas.
Los más utilizados son:
-Ácido mandélico: proviene de las almendras dulces y tiene un gran poder despigmentante.
-Ácido glicólico: se extrae de la caña de azúcar y por ser el más pequeño a nivel molecular es el que tiene una mayor absorción y penetración en la piel.
-Ácido láctico: puede obtenerse a partir de productos lácteos fermentados, miel o arándanos y tiene propiedades humectantes.
-Ácido ascórbico o vitamina C: proviene de las frutas y es uno de los más poderosos antioxidantes.

Si bien no son fotosensibilizantes, en verano se recomienda utilizarlos en baja concentración y acompañar el tratamiento con el uso de protector solar. En invierno son una buena opción para combinarlos con el ácido retinoico, ya que potencian sus beneficios y disminuyen los efectos adversos.  


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